sábado, 28 de febrero de 2015

4. ENCUENTRO CON JESUCRISTO LA EXPERIENCIA DEL KERIGMA

 PRESENTACIÓN DEL

II BLOQUE

ENCUENTRO Y SEGUIMIENTO

 DE CRISTO,


De los cinco pasos del proceso de formación del discípulo misionero.
Indicados en Aparecida nº 278, trataremos tres de ellos en este Bloque II:
 Encuentro con Jesucristo
Por medio del Kerigma
La Conversión
Como respuesta inicial
La Misión es
inseparable del discipulado.
No es una etapa posterior
a la formación.

Estos temas son el corazón del proceso del itinerario de vida espiritual del discípulo misonero de Cristo.

No hemos de dar nada por presupuesto y descontado.
Todos los bautizados estamos llamados
a “recomenzar desde Cristo” APARECIDA 549


Tener un encuentro con Jesucristo, de ojos abiertos y corazón palpitante, nos permite convertirnos en sus discípulos, recibir el Espíritu Santo que nos impulsa a su seguimiento y nos transforma internamente hasta llegar a la santidad.  San Juan de la Cruz lo expresa al decir:

1. ¡Oh llama de amor viva
 que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro,  
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
rompe la tela deste dulce encuentro!


2. ¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga;
matando, muerte en vida la has trocado!

3.¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!


4.¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!




4. Encuentro con  Jesucristo.
La experiencia del Kerigma
  1. Discípulos  misioneros de Jesucristo.
Seguimiento de Cristo.
6. El Espíritu Santo, Señor y dador  vida.
La vida en el Espíritu.
7. La oración:  intimidad del discípulo con el Maestro
   La respiración del alma.
8. Escuchar al Maestro: la Biblia.
    Saber del Maestro: la catequesis
    
     



.

4. Encuentro con  Jesucristo


La experiencia del Kerigma














 LA EXPERIENCIA
DEL KERIGMA

 

4. ENCUENTRO CON  JESUCRISTO


De pronto vio a Jesús que pasaba por allí, y dijo: este es el Cordero de Dios.  Los dos discípulos le oyeron decir esto, y siguieron a Jesús.  Jesús dio media vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: ¿Qué buscan? Ellos contestaron: Maestro, ¿dónde vives? Él les respondió: vengan y lo verán.  Se fueron con él, vieron dónde vivía y pasaron aquel día con él.  Eran como las cuatro de la tarde. Jn 1, 36-39.

0. INTRODUCCIÓN
La primera vez que escuché que yo me podía tener un encuentro personal, en pleno siglo XX, con Jesucristo vivo, me sonreí burlonamente. Digo en pleno siglo XX,  porque me sucedió  el siglo pasado. Y tal vez usted que lee este libro en pleno siglo XXI se sonría doblemente. Sin embargo es cierto, es posible, y necesario encontrarse hoy, con el mismo Jesucristo resucitado de hace dos mil años.

El inicio y fundamento  del  itinerario cristiano es un ENCUENTRO PERSONAL CON CRISTO que nos  cautiva y seduce en lo profundo de nosotros mismos, un encuentro, como afirma S.S. Juan Pablo II, “DE OJOS ABIERTOS Y CORAZÓN PALPITANTE” tal como les sucedió a Juan y Andrés cuando 
El Bautista:
1. les mostró a Jesús,
2. lo siguieron,
3. le preguntaron dónde vivía,
4. fueron con él, vieron dónde vivía,
5. pasaron aquel día con él,
6. eran como las cuatro de la tarde.

Esta escena nos narra un progresivo descubrimiento que hacen Juan y Andrés de la persona de Jesús; fue tan hondo y personal que la hora de este hecho imborrable quedó en su memoria: “eran como las cuatro de la tarde”.

1. ENCONTRARME, HOY,  CON JESÚS DE NAZARET.
Los relatos del Nuevo Testamento están llenos de escenas que nos narran los encuentros de Jesús con personas concretas: el encuentro con María Magdalena, con Zaqueo, con Leví el publicano y, aún después de su muerte y resurrección,  el encuentro con Saulo, el perseguidor de los cristianos.  En estos encuentros Jesús ofrece gratuitamente su vida abundante y su salvación.
 El encuentro personal de amor con Jesús es capaz de tocar al hombre en lo profundo de su misterio y de despertar toda la bondad que habita y duerme en él,  todas sus potencias y capacidades con las que fue creado, para convertirse en seguidor, es decir en discípulo, y testigo del crucificado y resucitado. 
Lo maravilloso es que estos encuentros con el Señor Jesús se siguen produciendo en nuestros días, y si tú no te has encontrado con él suplícale humildemente que te conceda la gracia de hacerlo.


2. ¿CÓMO ENCONTRAR HOY A JESÚS EL MESÍAS?

La iniciación cristiana incluye el KERYGMA, es la manera práctica de poner en contacto con Jesucristo e iniciar el discipulado. APARECIDA 288

Estos encuentros con Jesús producen una relación y vinculación  personal con él que se llama la FE; hoy día el camino normal para que la fe se suscite en nosotros es la predicación del “Primer Anuncio” también llamado “Kerygma” o “Primera Evangelización”.  Tal como nos lo dice la carta a los Romanos 10, 17 “En definitiva, la fe surge de la proclamación, y la proclamación se verifica mediante la palabra de Cristo”.  Estamos, pues, invitados a asistir a la predicación del Primer Anuncio o KERYGMA para suscitar nuestra fe en Cristo.

No se comienza a ser cristiano por una decisión ética, o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. APARECIDA 243
Esto que escriben nuestros obispos es una realidad y por eso quiero transcribir unas páginas del testimonio de un amigo mío, Octaviano Alva García, quien me ayudó a encontrarme con Jesucristo, pues él, después de mucho años de alcoholismo y a punto de suicidarse, ya se había encontrado con él y había tenido la experiencia del Kerigma; es más era evangelizador en el templo de la santa Cruz de la ciudad de Querétaro, que  fue el lugar donde él nació a la vida nueva de Jesucristo.
Del libro: Por sus llagas hemos sido sanados
Después de 18 años de profunda adicción al alcohol, aquella mañana fue un despertar lleno de angustia y desesperación. Mi estado de ánimo lo cubría una sensación de derrota, de derrumbe total… frecuentemente aparecía en mi boca el sabor a sangre que era anticipo de un vómito de sangre. Sentía una profunda desilusión de mí mismo al saber que ya estaba cerca el momento final y que a mis hijos les iba a heredar el título: “hijos de un alcohólico”.
Ya en mi negocio de carnicería, en el mercado Escobedo, de momento sentí tener la solución a mi sufrimiento: ¡voy a matarme!  Pero al instante pensé en mis hijos ¡Qué dolor tan grande voy a provocarles!
Quise pensar en Dios y no tuve fuerzas para concentrarme. De pronto me dije: ya sé me daré una puñalada en el hígado al estar deshuesando una pierna; me desgarraré los intestinos y no habrá poder humano que me salve. Así dirán que fue un accidente de trabajo. Sentí que mi imagen estaba salvada.
Empecé lentamente a deshuesar la carne. Un sudor muy espeso mojaba mi espalda y mi boca se resecaba, sentía mucha angustia y desolación. Ya decidido a quitarme la vida, con ojos humedecidos por las lágrimas estaba pronunciado un ¡Perdóname Dios mío! Cuando repentinamente escuché la voz de una mujer de un grupo de oración.
Yo sé de un lugar donde se acabarán sus problemas. Siempre me causaba rechazo, pero en esa ocasión se convirtió en la misma voz del Señor Jesús que venía a rescatarme.
 Al llegar el lunes 10 de agosto de 1983, viví cierta ansiedad porque llegara la hora, sentía una curiosidad especial por conocer el grupo, sentía una intuición como un encuentro con alguien muy deseado.
Cuando llegamos, al templo de la santa Cruz nos invitaron a que pasáramos adentro de la capillita que se llama la santa Escala. Al fondo está el altar y sobre él un crucifijo, debajo del cual estaba el padre franciscano fray Anacleto Vázquez reflejando un paz que contagiaba.
El padre casi no se fijó en mí, siguió dando su plática. Empezaron a cantar y aplaudir, lo que me pareció ridículo y me avergoncé de estar en aquel lugar.
Antes de la Misa se me acercaron varias personas y me preguntaron si estaba dispuesto a que oraran por mí. Les contesté que sí. Finalmente terminó la Misa y el sacerdote se dirigió a la sacristía. Sentí un poco de desilusión al darme cuenta que él no iba orar por mí. Me indicaron que pasara hacia delante para hincarme en el comulgatorio.
Eran como siete los que me impusieron las manos. Me sentí avergonzado y agobiado por el peso de sus manos, además de confundido por su manera de orar casi a gritos.
Tuve el impulso de acompañarlos con un Padre Nuestro, pero no me acordaba ni como empezaba. Sentí un temor muy extraño y un escalofrío que recorrió toda mi espalda. Con más ansiedad que fe, quise orar un Ave María, pero tampoco me acordé como empezaba. Me sentí desamparado pues ni de la oración podía agarrarme.
 En eso estaba cuando empezaron a orar por mí con más intensidad, como arrobados por una fe  común. Experimenté un calor en todo mi cuerpo y experimenté un impulso que me nacía de las entrañas. Era un impulso como de arrojar algo fuera. Como una fuerza que quería salir.
De pronto exclamé con fuerza, a tal grado que mi voz se hizo grave imperativa: ¡retírate de mí Satanás!
Inmediatamente  me vino un torrente de lágrimas, lágrimas que duraron fluyendo abundantemente, por espacio de una media hora. Durante todo ese tiempo de oración viví un profundo dolor. Sin embargo, siento que en ese llanto salió toda mi tristeza.
El Señor Jesús me fue consolando muy suave y dulcemente y llegó un momento que fue el definitivo. Me había dejado encontrar por Él. Ahí tuve mi primera experiencia del consuelo de Dios. Ahí se había realizado el encuentro.
Es tal su presencia amorosa que quebrantó todos mis orgullos y autosuficiencias y me despertó la fe la confianza y el amor.
Continuaba ahí hincado y los hermanos seguían orando por mí, cuando sentí otra fuerza que quería hablar y de la cual brotó la respuesta del la creatura al Creador: ¡Señor, ensáñame a quererte!
 Estas fueron las palabras que mi corazón pudo decirle a aquél que ya  me estaba amando, en ese momento se produjo la apertura para que su gracia entrara como luz de un rayo que penetra y rasga la oscuridad, pues eso había en mi vida: tinieblas.
La oración fue bajando de densidad y de tono y la terminaron con un Ave María. Me ayudaron a levantarme pues mis piernas estaban engarrotadas, me dijeron algunas palabras de despedida y me retiré a mi casa.
Salí del templo llevando dentro de mí un calor intenso, sin percatarme del clima que había.
Algo había sucedido esa noche, iba yo absorto, podría decir que iba dentro de mí. Me recuerdo en la sala de mi casa, sentado con mi mujer que me preguntaba qué había sucedido. Le platiqué un poco, sólo le comenté la forma tan llena de fe como oraba esa gente.
Nos fuimos a acostar, tardé bastante en conciliar el sueño; me resonaban las oraciones y unas palabras que se repetían en mí como un eco:               ¡Sánalo, Señor!,              lo mismo que el canto de las Cien ovejas. Esa noche ya no bebí.




3. PASOS PARA LLEGAR A SER DISCÍPULO.
Consideremos ahora detenidamente los tres momentos que están en el cimiento de todo itinerario de vida espiritual cristiana y que son su punto de inicio.

1.     Recibo el don de un encuentro personal con Cristo.
2.   Hago mi opción fundamental por Cristo.
3.   Me convierto en discípulo de Cristo.

Son momentos diversos;
-        Primero es el encuentro y posteriormente la opción por Cristo.
-        Una cosa es encontrar a Cristo y otra optar por él.
-        Mi opción fundamental por Cristo, que implique a toda mi persona, depende del encuentro  que yo haya tenido con Él
-        Solamente después de haber optado por Cristo puedo ser su discípulo.

Saulo, el perseguidor de los cristianos, nos narra claramente cómo los experimentó.
3.1. EL  ENCUENTRO PERSONAL CON CRISTO DE SAULO
Es cierto que yo también me creí en el deber de combatir con todas mis energías la causa de Jesús de Nazaret.  Y, efectivamente, así lo hice en Jerusalén. Yo encarcelé a muchos de sus discípulos en virtud de la autoridad que recibí de los jefes de los sacerdotes y, cuando se les quitaba la vida, daba mi aprobación… Así las cosas, me dirigía hacia Damasco con poder y autorización de los jefes de los sacerdotes, cuando al medio día vi en el camino, oh rey, una luz  venida del cielo más brillante que la del sol, que me envolvió a mí y a los que iban conmigo.  Caímos todos por tierra, y oí una voz que me decía en arameo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Es inútil que te rebeles contra mí”.  Yo pregunté: “¿Quién eres, Señor?”. Y el Señor respondió: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues.  Levántate y ponte de pie.  Me he aparecido a ti, para hacerte mi servidor y para que des testimonio de que me has visto, y de lo que todavía tengo que mostrarte”.  Hch. 26,9-10; 12-16.

En esta declaración de Pablo ante el Rey Agripa se enlistan las características de todo encuentro personal con Cristo, vamos a aplicarlas a nosotros:
¨     es Jesús vivo, resucitado, quien me sale personalmente al encuentro
¨     es  una  experiencia  vital, la experimento con mi ser que vibra ante la experiencia de Dios, experimentando una vida nueva
¨     se da en lugar, en un sitio y momento determinado de mi historia
¨     no lo experimento con mi cerebro, sino más bien con mi ser que se siente profundamente tocado y capacitado para desplegar nuevas potencialidades
¨      mi sensibilidad  vibra ante la experiencia de Dios y que queda con una gran paz interior
¨     lo puedo vivir incluso a nivel corporal como Pablo, pues vio una luz, quedó ciego y estuvo días sin probar bocado
¨     se me despierta una necesidad, un hambre de conocer al Señor Jesús.
¨     deja huella indeleble en mi persona; de hecho, Pablo lo narra años después de haberlo vivido
Todas estas características las sintetiza S.S. Juan Pablo II en la frase: un encuentro con Cristo de ojos abiertos y corazón palpitante. Imagen

Al leer estos rasgos que son característicos de todo encuentro personal con Cristo, es conveniente que yo certifique si ya he tenido esta experiencia o si mi conocimiento de Cristo se circunscribe a conceptos cerebrales sobre su persona. 


Esto es decisivo, pues es en el seno de esta experiencia de la persona de Cristo donde se gesta y se da a luz mi opción fundamental por Cristo; sólo al sentirme suave y fuertemente atraído hacia su persona puedo optar por él para ser su discípulo misionero.  Veamos cómo lo expresa S. Pablo.


3.2.  OPCIÓN FUNDAMENTAL POR CRISTO DE SAN PABLO.
Pero lo que entonces consideraba una ganancia, ahora lo considero pérdida por amor a Cristo.  Más aún, pienso incluso que nada vale la pena si se compara con el conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.  Por él he sacrificado todas las cosas, y todo lo tengo por estiércol con tal de ganar a Cristo y vivir unido a él con una salvación que no procede de la ley, sino de la fe en Cristo; quiero así tomar conciencia de su persona, de la potencia de su resurrección y de  la solidaridad con sus sufrimientos…  Filipenses. 3, 7-11

En estas líneas, llenas de intimidad, de su carta a los cristianos de la comunidad de Filipos, Pablo elenca las características de toda opción fundamental por Cristo.
¨     La llevo a cabo con mi inteligencia o “yo cerebral”: San Pablo lo expresa con el verbo “considero…”
¨     Se llama opción fundamental porque opto entre dos posibilidades; la persona de Cristo y otras realidades que se oponen a él.  Pablo lo expresa  al firmar: “pero fijándome en Cristo todas esas ganancias me parecieron pérdidas”
¨     Mi inteligencia o “yo cerebral” realiza este proceso:

Con mi inteligencia: analizo, comprendo y reflexiono mi experiencia con Cristo y su vida nueva que experimento; así como analizo las otras opciones opuestas a él.

Con mi libertadme decido a dar mi adhesión a la persona de Cristo. Decido aceptarlo como mi Salvador y Señor y acepto que su  persona  y  sus enseñanzas sean el eje central del crecimiento de mi persona. Descarto, como posibilidades para mí, aquellas realidades que se opongan a su persona y enseñanzas: “Por él perdí todo aquello y lo  tengo  por  estiércol con tal de ganar a Cristo…”

Con mi voluntad: movilizo todas mis energías para alcanzar y realizar la decisión de mi libertad de adherirme radicalmente a Cristo.  Pablo lo expresa cuando escribe decidido: “Quiero así tomar conciencia de su persona, de la potencia de su resurrección y de la solidaridad con sus sufrimientos…”  En esta opción involucro también mi ser y su crecimiento, mi sensibilidad, mi cuerpo y mi relación con los demás. Mi opción por Cristo la hago en un momento determinado de mi vida pero la renuevo cada día a lo largo de los años para que conserve su fragancia. En efecto, Pablo escribe sobre ella con gran frescura, aunque hayan pasado décadas de haberla hecho.

Después de leer estos rasgos que son característicos de toda opción personal por Cristo, me es conveniente certificar si ya la hice y si la mantengo firme y fresca hasta hoy día.  Puedo también certificar que aún no la he hecho y que necesito hacerla o bien, reafirmarla.


3.3. LA TRANSFORMACIÓN DE SAULO EN DISCÍPULO MISIONERO DE CRISTO
Cuando llegó a Jerusalén, intentaba unirse a los discípulos, pero todos le tenían miedo, pues no creían que fuera realmente un discípulo.  Entonces Bernabé tomó consigo a Saulo y lo presentó a los apóstoles.  Les contó cómo en el camino Saulo había visto al Señor que le había hablado, y con qué convencimiento había predicado en Damasco el nombre de Jesús.  Desde entonces iba y venía libremente con los apóstoles en Jerusalén, predicando con valentía el nombre del Señor.  Hablaba y discutía también con los judíos de procedencia helenista, pero éstos decidieron matarlo. 
Hechos  9, 26-29.

Al encontrarme con  Jesús su amor me cautiva, siento una atracción hacia Él, y me transforma en seguidor, en su discípulo misionero, tal como Pablo que se integró  a la comunidad de los demás discípulos e inmediatamente empezó a predicar el nombre del Señor.
¨     Busco integrarme en comunidad con otros discípulos del Señor Jesús.
¨     Un discípulo más crecido, Bernabé en el caso de Saulo, me acompaña en mi crecimiento personal e integración comunitaria.
¨     Siento un impulso interior a compartir con otros mi experiencia, es decir, me convierto en misionero y doy testimonio, dando mi tiempo, en algún servicio o ministerio dentro de mi parroquia o movimiento.

Aquí APARECIDA 278 nos enseña que el encuentro con Cristo, el ser discípulo misionero son simultáneos: La misión es inseparable del discipulado, por lo cual no debe entenderse como una etapa posterior a la formación


  1. EL PECADO DESTRUYE O DEBILITA MI OPCIÓN POR JESUCRISTO.
En este contexto podemos entender lo que llamamos pecado mortal y pecado venial y sus efectos destructores sobre nuestra relación personal con Cristo y con la comunidad de discípulos.

Pecado mortal

-        Me decido conscientemente por realidades contrarias a la persona de Cristo y a su enseñanza.
-        Desdigo y destruyo mi opción personal por él.
-        Decido unilateralmente, desde mi egoísmo.
-        Decido independientemente de la voluntad de Dios, decido aún en contra de la voluntad de Dios.
-        Me alejo interior y/o exteriormente de la comunidad de discípulos.
-        Por lo tanto, hago mi opción fundamental contraria a Cristo Jesús y dejo su discipulado y misión.

Pecado venial

-        Me decido por realidades que cuestionan, debilitan o contradicen mi opción por la persona y enseñanzas de Cristo.
-        Debilito mi opción por la persona de Cristo.

-        Su repetición me predispone a hacer una opción contraria a Cristo.
-        Entibia mi vinculación con la comunidad de los discípulos.

San Ignacio de Antioquia mártir del siglo II  nos descubre su opción fundamental por Cristo descartando sea el pecado mortal sea el venial:“No he llegado todavía a la perfección en Jesucristo. Ahora en efecto, estoy empezando a ser discípulo suyo, y a vosotros si os hablo como a mis condiscípulos. 

Perdonadme, yo sé lo que me conviene, ahora empiezo a ser discípulo. Que ninguna cosa visible ni invisible, se me oponga a que yo alcance a Jesucristo. Fuego y cruz, y manadas de fieras, quebrantamiento de mis huesos, desconyuntamiento de miembros, trituraciones de todos mi cuerpo, tormentos atroces del diablo vengan sobre mí a condición sólo que yo alcance a Jesucristo. De nada me aprovecharán los confines del mundo ni los reinos todos de este siglo. Para mí mejor es morir en Jesucristo que ser rey de los confines de la tierra.” Carta a los Esmirniotas



5.  ¿QUÉ PASA SI INTENTO LLEVAR UN ITINERARIO ESPIRITUAL SIN HABER TENIDO UN ENCUENTRO PERSONAL CON CRISTO Y SIN HABER HECHO UNA OPCIÓN FUNDAMENTAL POR ÉL?

Me pasará como un edificio que carece de cimientos o que los tiene poco profundos: no podré crecer sólidamente hacia las alturas y puedo sufrir un derrumbamiento de toda mi identidad.  Sin embargo, para la mayoría de cristianos, esta falta de sólidos cimientos se manifiesta en un estancamiento en su itinerario espiritual: pues ni avanzan ni retroceden sino que se pudren en una tibieza espiritual que les frustra y desanima y que no es grata a Dios. Otros además dan graves escándalos y antitestimonios que quebrantan la fe de otros cristianos y dan pie a críticas a la comunidad eclesial.

6. EL ESPÍRITU SANTO Y MI ENCUENTRO CON CRISTO.
He aquí lo que me dice el catecismo católico en el número 796, sobre la acción de la tercera persona de la santísima Trinidad en mí:
-        El Espíritu Santo me prepara y me previene con su gracia, para atraerme hacia Cristo.
-        Me manifiesta al Señor resucitado, me recuerda su palabra y abre mi mente para entender su Muerte y Resurrección.
-        Me hace presente el Misterio de  Cristo,  sobre  todo  en la  Eucaristía  para reconciliarme, para  conducirme  a  la  Comunión  con  Dios,  para  que  de “mucho fruto”.  Juan 15,5-8-16.  

Nadie puede decir: “Jesús es el Señor, si no está movido por el Espíritu Santo.  1Corintios 12,3.   
                         

4. ENMARQUE COMUNITARIO:
“Hemos encontrado al Mesías”, le anuncia Andrés a Natanael. El camino normal para mi encuentro personal con Cristo es el testimonio que me da de su propio encuentro alguno de los miembros de la comunidad de discípulos, de la comunidad cristiana.  Cuando Natanael oye de boca de Andrés que él y otros galileos han encontrado al Mesías, responde con palabras escépticas pero termina él mismo encontrando personalmente a Jesús y haciendo una opción por él hasta convertirse en discípulo: san Bartolomé.

Jesús mismo formó una comunidad de discípulos, y cada discípulo se sabía miembro de esa comunidad; y como tal, los fue forjando hasta su Ascensión.  Las mismas leyes siguen rigiendo para todos los que entramos en un seguimiento de Cristo: pertenecer a, y vivir en una comunidad de discípulos.

5. DIMENSIÓN MARIANA.
En mi encuentro personal con Cristo, la santa madre juega un rol crucial que el Papa Pío XII describió con su afirmación: “María nos regala un conocimiento vital con Cristo”.  Es por intercesión de ella que el conocimiento meramente intelectual de Cristo, se transforma en una experiencia de Cristo, llegando a tener así un conocimiento vital y experiencial de él.

6. ESCRIBO Y COMPARTO:
1. Comparto si he tenido un encuentro personal con Cristo, o si apenas lo estoy buscando. 2. Comparto cómo está mi opción por Cristo. 3. Comparto si mi opción fundamental por él, está en la etapa de luchar contra el pecado mortal o contra el pecado venial. 4. Anoto tres frases de San Pablo que me hayan llamado la atención.

Tus amores son un vino exquisito
suave es el olor de tus perfumes,
tu nombre es aroma que se expande.
                                                           
                                                       Cantar de los  Cantares 1,2-3.




Revisado


Carta para la familia


 

 PARROQUIAS

LAS MERCEDES Y SANTA ANA


 

FEBRERO 2015
lema del año: amor y solidaridad, camino de santidad
ACTIVIDADES
DEL MES

Miércoles 11:

3:00pm: Misas  por  los enfermos, con posibilidad para la confesión y la unción. Responsables los Ministros de  la Comunión.

Sábado 14:

7.00 pm:; Misas para parejas, y luego un concierto, organizado por la Pastoral Juvenil y Pastoral Familiar.

Miércoles 18:

7:00 am:. Bendición de la ceniza, organizada por los Catequistas y Ministros.

Sábado 26: 

5:.00 pm: Orientación familiar. Responsables: la pareja del sector y pastoral familiar.

META A LOGRAR EN FEBRERO.
Formación del Consejo Sectorial o Comunitario. Miembros: Catequistas, Ministros, encargados de pastoral familiar, juvenil y social.

Amada Familia:
El valor de este mes de febrero es la SENSIBILIDAD. Fue una actitud propia de Jesús. El se compadecía de la gente. Era sensible a la necesidad de los demás. Le daba lástima de las personas cuando estaban tristes, hambrientas y pasando por alguna necesidad. Lo hizo de una forma tan extrema, que llegó a identificarse con el que sufre, con el pobre, con el hambriento y con el desnudo, pero también con el niño y con los desorientados, hasta afirmar que el que le hace un favor a ellos se lo hace a èl y el que a ellos lo desprecia, también a èl lo desprecia ( Cfr. Mt  25, 36 ss).

La sensibilidad es propia de un discípulo de Cristo. La sensibilidad nos lleva al acercamiento a Dios. La insensibilidad nos aparta de Dios.  ¡Qué lindo sería si cada  esposo fuera más sensible a su esposa y a sus hijos!. ¡Qué hermoso sería si cada hijo(a) se hiciera más sensible al dolor producido a sus padres, cuando se cometen actos de desobediencia!. ¡Qué lindo sería si nos hacemos más sensibles ante tantas personas que no conocen a Jesús y por esta razón no asisten a la Iglesia. ¡Qué hermoso sería si nos hiciéramos sensibles ante tantos niños y jóvenes desorientados que necesitan de alguien que los acojan y los orienten!.
Este mes de febrero es una ocasión  propicia para hacernos más sensibles ante todas estas realidades.  Es el mes del amor, es el mes de la patria, pero es también el mes que iniciaremos la cuaresma como un tiempo de conversión para superar la actitud egoísta y de indiferencia que nos arropa a todos, tal como lo señala el Papa en su mensaje de cuaresma para este año.

Les informamos que el templo parroquial ha sido designado como lugar para ganar indulgencias hasta el 2 de febrero 2016. Aprovechemos esta oportunidad para experimentar el amor de Dios por nosotros.

Por último queremos agradecer a todos la colaboración para el Seminario. Las Mercedes aportó 110.000 pesos y Santa Ana 30.000 pesos. Gracias. Dios se lo devuelva en bendiciones.

Les saludan,
P. José Luis Rodríguez            P. Francisco Jiménez (Cualo)                             P. Danilo Portalatìn
           Vicario                                                     Párroco                                                                                    Vicario